Tras una serie de escándalos recientes, era evidente que Yolanda albergaba sentimientos por Alvaro, por lo que no sorprendió a nadie que expresara palabras tan llenas de afecto en su presencia.
A pesar de su antipatía hacia Yolanda, Isabel sintió un alivio al verla así.
Sin embargo, esto la llevó a reflexionar profundamente.
—¿Por qué están surgiendo estos rumores ahora?
—Porque Delicia se niega a disculparse. —respondió Antonia con voz baja.
Esto enfureció aún más a Isabel.
No quería ni mencionar a Delicia, ya que cada vez que lo hacía, deseaba despedazarla.
—¡Después de hacer algo tan malvado, debería arrancarse los ojos y dárselos a Yolanda como castigo, y todavía se niega a arrepentirse y disculparse! —exclamó Isabel, cada vez más furiosa al hablar de Delicia.
—¿Por qué no se disculpa? ¿A quién está tratando de impresionar?
Antonia suspiró:
—Si sigue así, Yolanda probablemente entregará las pruebas a la policía.
—¡Maldita sea! —exclamó Isabel, golpeando el suelo con furia.
La