Punto de vista de Serena

"¿Ya hay alguien?" Le pregunté a Stevie, quien esperaba fuera de la puerta, vigilando por si se acercaban clientes a nuestra tienda.

Stevie se volvió hacia mí con frustración reflejada en su rostro. "Todavía no", respondió desanimada. "No viene nadie".

"No te preocupes, Stevie", la tranquilicé. "Aún es temprano, y esto siempre es así al principio. La gente llegarán pronto".

La verdad era que yo también me sentía ansiosa, pero no podía dejar que Stevie me viera así. Tenía que mantenerme optimista.

Un grupo de cuatro personas entró a la tienda. Sus miradas recorrieron curiosas las vitrinas donde exhibíamos las joyas que habíamos creado con tanto amor. Entre susurros, tomaban alguna pieza de vez en cuando, la observaban brevemente y la devolvían a su sitio.

Cada pieza devuelta me desanimaba un poco más. Así como entraron, se marcharon en silencio y con las manos vacías.

Comencé a dudar de mí misma, preguntándome si quizás las joyas que había creado no eran lo sufi