Punto de vista de Serena
Estuve limpiando los últimos estantes de mi tienda, tenía los músculos adoloridos y las manos maltratadas. Me llevó casi medio mes terminar la renovación. Estaba exhausta, y con el bebé en camino, no quería exigirme demasiado.
Recorrí mi tienda con la mirada, maravillada ante el resultado final. En las vitrinas, mis joyas capturaban y devolvían destellos de luz. Cada estante y mesa, dispuesto con esmero, realzaba aquellos diseños que tanto esfuerzo me habían costado. Las paredes, recién pintadas, creaban un ambiente acogedor que hacía que el espacio fuera llamativo, invitando a los clientes a verlos. No pude evitar sonreír mientras miraba alrededor. Ahora todo parecía valer la pena: el esfuerzo, los largos días y las noches de desvelo.
Últimamente, pasaba mis días en el estudio tras el centro comercial, concentrada en las renovaciones. Mi vientre comenzaba a revelar mi embarazo, obligándome a preferir prendas holgadas que me brindaran comodidad y espacio para