Punto de vista de Bill

El aroma del café recién hecho llenaba la cocina mientras pongo el últimos plato del desayuno en la mesa, tratando de mantenerme ocupado. En cualquier momento, Serena va a despertarse.

Llevaba horas despierto, con la mente acelerada, planeando, preocupándome. Pero pensé que lo menos que podía hacer era prepararle el desayuno. Huevos, tocino, un poco de pan tostado. Algo simple para empezar el día después de lo que pasó anoche.

Escuché sus pasos antes de que hablara. —¿Bill? —Su voz estaba ronca y todavía cargada de sueño.

Me volteé y la vi en la puerta, con el pelo revuelto, mirando la comida con sorpresa.

—Buenos días —le dije sonriendo un poco—. Te preparé desayuno.

Ella parpadeó, como si no lo esperara.—¿Hiciste todo esto?

Me encogí de hombros como si no fuera gran cosa. —Sí. Adelante, aproveche.

Serena se acercó, se sentó y observó el plato frente a ella.

—Gracias, Bill —murmuró, tomando el tenedor. Estudió la comida un instante antes de comer.

—¿Dormiste bi