Punto de vista de Bill
No podía evitar sonreír mientras trabajaba. Desde que descubrí que Serena era mi amiga perdida de la infancia, me parecía irreal saber que había estado enamorado de ella toda mi vida.
Anoche, me quedé despierto hasta tarde revisando viejos álbumes de fotos y haciendo copias digitales. Encontré fotografías mías de cuando era niño, y planeaba mostrárselas a Serena la próxima vez que nos viéramos. No podía esperar a ver su reacción al compartir esos recuerdos, con la esperanza de que nos ayudara a conocernos aún mejor.
Mientras estaba sentado en mi escritorio, revisando informes y respondiendo correos, mi mente seguía volviendo a Serena. Pensar en ella hacía que el día laboral pasara volando; ya imaginaba su sonrisa cuando viera las fotos, y la forma en que sus ojos se iluminarían de emoción.
Alcancé mi teléfono para llamarla, deseando escuchar su voz. Justo cuando estaba a punto de marcar su número, sonó el teléfono de mi oficina. Era Sarah.
—Hola, Bill —dijo—. El