Una esposa para el conde. Capitulo 25
—¿Usted conoce a muchos condes y duques, señor Merton?
Alexander carraspeó y casi se atragantó con su saliva.
—¿He dicho algo malo?
—No, señorita Madison. Por supuesto que no.
—En caso de que necesite también algo de mi parte, las veces que regrese a Boston, no dude en buscarme.
—¿Cómo la encuentro?
—Es fácil, todos me conocen en la ciudad. Solo debe preguntar por la hija de Hughes Madison.
Alexander la observó sorprendido. Había oído del señor Madison; era un prolifero empresario minero, por no decir el más rico de Nueva Inglaterra. Conocía a varios de sus socios comerciales, entre ellos, al conde de Essex. No podía ser otro caballero al que la señorita Madison había ido a buscar, debía tratarse de ese hombre cuyo regreso a Londres significó perder todas las esperanzas de desposar a la joven de quien estaba enamorado. Era demasiada casualidad, pero estaba seguro que se trataba de dicho caballero. ¡Que afortunado resultó ser ese hombre! Tenía a dos mujeres hermosas e interesantes tra