Gérard
—¿Puedo saber qué hacía Alice aquí?
—Según ella, no puede olvidarme y aún me ama.
—Vaya, eso sí que es el colmo de la audacia.
—No hablemos más de ella. Tengo algo muy importante que contarte.
—¿Sobre el nuevo negocio?
—Algo así. Me voy a casar.
—¿Qué? Creo que escuché mal, ¿te vas a casar?
—Sí, amigo mío.
—Vaya sorpresa. No pensé que actuaras tan rápido. ¿De verdad temes perder la empresa?
—Seguí tu consejo. Necesito darme una oportunidad con alguien, además aseguro las acciones de Durand Enterprises.
—Sabes que te apoyo en todas tus decisiones, compañero. Y dime, ¿quién es la afortunada? Apuesto a que es hermosa. Me encantaría conocerla.
—Nunca cambias, amigo, pero recuerda, es mi futura esposa, nada de coquetear con ella.
—Lo prometo, colega, solo dime una cosa, ¿cómo lograste convencerla de casarse tan rápido?
—Ella sabe todo.
—¡Me estás diciendo que es un matrimonio falso! Si tu abuelo se entera, te quitará todo, Gérard.
—Sé el riesgo, pero no podía quedarme de brazos cruz