Capítulo 40— No puedo
Narrador
Un par de días pasaron tras el matrimonio civil, en donde la relación entre Damiano y Alex se hacía más estrecha, las muestras de amor más frecuentes, y los encuentros más intensos; por supuesto ellos seguían en sus labores, trabajando duro cada día en su lugar dejando cada vez más claro que eran un matrimonio real y sólido.
—Señora Zorzi, llegó una encomienda para usted.
El día previo a la ceremonia por la iglesia, como lo prometió Ginebra envió el vestido preparado con las modificaciones para el gran día, y entregándole la enorme caja blanca con este, y la lencería prometida en el interior, el ama de llaves sonrió levemente antes de girarse sobre sus pies, y salir de la habitación
—Llegó el día.
Colocándola sobre la cama, Alexandra murmuró liberando el aire, dándole una mirada cargada de felicidad, y no resistiendo las ganas de verlo, abrió está para contemplarlo de nuevo
—Es hermoso
Observando el vestido blanco, con falda pomposa, y corpiño adornado