«El amor es simplemente un apasionado admirador del sufrimiento.»
JOAQUÍN
—Le voy a pedir a Mía que sea mi novia —les cuento a mis amigos.
Ambos sueltan una carcajada.
—Si ustedes no son novios, entonces no sé quiénes lo son —expresó el Costeño, dejando caer los libros en la mesa cuando llegamos a la cafetería.
—Son «amigos». —Frank hace comillas con las manos.
—¡Cabrones, hablo en serio! Se lo voy a proponer formalmente —les explico con plastilina para que me entiendan.
—Eso ya no se usa —dice el Costeño.
—No se lo cuentes a Lara. No me dañes la sorpresa que le tengo preparada —le pido a Frank.
—Cuenta con eso.
Aparece Lara y saluda a Frank. Bueno, más bien se lo come delante de nosotros. Estos dos no tienen nada de pudor, siempre andan por ahí demostrando su hambre. El Costeño y yo nos vemos con cara de circunstancia.
—¿Y Mía? Estaba contigo —le pregunto a Lara. Es raro que no estén juntas, parecen dos siamesas.
—La dejé en el baño, pero ya viene, seguro.
Nos sentamos. Los minutos p