CAPÍTULO 49
El lobo se retorció al sentirse atado, intenta de todas las formas soltarse. Al ver como el centinela que tenía sujeta a Anne comienza a alejarse, su desesperación aumenta aún más.

— Alfa Lían, — Eli llama al lobo mientras se acerca a él, sus ojos bañados en una profunda tristeza — sinceramente, espero que un día pueda perdóname.

Y eso fue lo último que el lobo escuchó antes de que la sacerdotisa lo dejara incosciente.

.

**

Anne estaba de pie al borde del bosque, su corazón latía con fuerza en su pecho mientras una ráfaga de viento susurraba a través de los árboles. La luna, llena y radiante, arrojaba un resplandor etéreo sobre el claro que tenía delante. Fue allí donde Anne vio una vez más a su madre.

— Lían, ¿dónde está?

Caminando al interior del claro, Anne pregunta aquello que le desespera.

— Vivo. — le responde su madre con total calma. — Aún no es su tiempo.

— Dijiste que usarían mi cuerpo para ayudar. — Anne no duda en reclamar. Su molestia solo aumenta al ver la calma
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