Luego de salir del consultorio andaban muy felices de la mano ante la mirada de algunas curiosas que veían el anillo en mano de Mariam murmuraban como por dios lo atrapo, es un Ángel, que pena yo que soñaba con el todos los días, cuando bajaban y llegaron al primer piso y sonreían como un par de adolescentes y conversaban de cosas de niños, como el color azul, el balón que Esteban le iba a comprar y mandar a autografiar por un amigo y paciente suyo de apellido guerrero, iban muy felices hasta que antes de salir por la puerta delante del consultorio vieron bajar a William eso les quito la sonrisa y tratando de calmarse y tomar las cosas con calma y viendo que Mariam se quedó congelada prácticamente
— ¿Qué haces aquí?