C115- NO ES TU MAMÁ
Una semana después, por fin le permitieron a Rachel entrar.
Habían sido siete días de insomnio, llantos silenciosos en los pasillos del hospital, discusiones contenidas, médicos entrando y saliendo sin respuestas definitivas, y un dolor constante en el pecho que solo se calmaba cuando la dejaban verla desde lejos a través del vidrio de la UCI.
Pero ahora Melody estaba en una habitación privada y Rachel entró despacio, con miedo de romper algo sin querer. La niña estaba pálida, diminuta entre las sábanas blancas, conectada a un suero y monitores.
Se sentó junto a la cama, tomó su manito con cuidado y la acarició con la punta de los dedos.
—Mi amor... mi valiente —susurró— el doctor dice que estás mejorando. Solo tienes que descansar.
Los párpados de Melody temblaron hasta abrirse y la voz le salió un poco ronca.
—Mamá...
Rachel negó rápido, sonriendo aunque el corazón se le estaba rompiendo.
—No, cariño. No te esfuerces, estoy aquí contigo, ¿vale?
Melody re