18. Su jodida esposa
— ¿Papá Cristóbal? — llamó el dulce hijo del CEO, desde su pequeña altura.
Cristóbal se arremangó el pantalón desde las rodillas y se acuclilló para darle toda su atención.
— ¿Sí, campeón?
— ¿Mamá vendrá a esta fiesta tan grande?
Cristóbal suspiró y echó un rápido vistazo a la puerta principal de la mansión desde el jardín, donde ya se encontraban todos. Él también se preguntaba lo mismo. Hace una hora había comenzado la gala y la subasta estaba por dar inicio.
Suspiró.
— Seguro que sí.
El pequeño sonrió, satisfecho, y no solo por la respuesta de su padre.
— ¡Guaaaao, esa es mi mami! — exhaló como un caballerito, al tiempo que sus ojos iluminados se perdían en un punto fijo.
Extrañado, Cristóbal siguió el curso de su mirada, para entonces quedarse fascinado y completamente poseído con lo que tenía frente a sí. Se trataba de Amelia. Su solo presencia había iluminado el jardín, pero aquel vestido largo, rojo, ceñido y perfectamente de su talla, fue lo que llamó no solo su atención, sino