Capítulo 46: Un enfrentamiento. 

Los miembros de Claudia protestaron con un dolor sordo cuando se levantó de la cama. Su reflejo en el espejo reveló unas ojeras como moratones que parecían haberse acentuado durante la noche, mucho más de lo que las había tenido.

Se dirigió a la cocina y encontró a su madre de pie junto a la cocina, con una cuchara de madera, removiendo una olla y un cálido aroma a ajo y tomates en el aire.

—Madre, ¿Por qué estás cocinando si no te encuentras bien? —preguntó Claudia, con el ceño fruncido por la preocupación.

—Me he sentido mejor, además, me desperté temprano y me sentí aburrida, por eso cociné.

—Entiendo, tengo que salir madre, debo encontrar un trabajo —respondió con voz firme, pero cansada —. Se nos están acabando los ahorros.

—Yo quería que nos fuéramos de esta ciudad, creo que es lo mejor para nosotras.

Cuando habló de marcharse, Claudia sintió que un ancla de responsabilidad la sujetó.

—No podemos irnos sin más, mamá, no me veo empezando en otro lugar —dijo con firmeza.

Las man
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