"Isabela, la clase está comenzando, vamos."
No la sentí llegar, ni mucho menos entrar, no la vi hasta que tomó del brazo a Isabela para llamar su atención. Su voz era más firme y gruesa de lo normal. Al escucharla, los ojos de Isabela volvieron a su color celeste natural y le sonrió.
"Catalina, ¿no te sentí llegar?" le digo sin saber que más decir, ¡que estúpida soy!
"Vamos a clases," repitió Catalina sin siquiera verme.
Las tres caminamos al salón, y una vez dentro, Catalina se sienta al lado de mi puesto. No me mira, solo abre su mochila y saca el cuaderno con unas hojas de información. Por lo que alcanzo a leer, es sobre el tema que no tocó. No sé qué decirle, me da vergüenza mirarla. ¿Qué hago? Vamos, no debería sentirme así, no debería darle tanta importancia.
"¿Por qué no has venido estos días?" Chucha, la pregunta era si estuvo enferma o algo así, aunque no se supone que los vampiros no se enferman, ¡vamos Samantha se más creativa!
"Tenía cosas que resolver," comienza a anotar u