67. Una mendiga.
Mientras la lucha se lleva a cabo en el inframundo, los que quedaron en el castillo están completamente ajenos a ello.
Raiza despierta sobresaltada en su habitación, con el cuerpo empapado en sudor.
Una sensación extraña le oprime el pecho, como si alguien acabara de arrancarle algo vital.
La protección y la fortaleza que siempre la han acompañado se desvanecen.
Su cuerpo se siente débil, como si toda su energía hubiera desaparecido de golpe.
Jamás en su vida ha padecido siquiera una simple gripe, pero ahora esa nueva fragilidad la hace sentirse enferma.
Con esfuerzo, se levanta de la cama. Sus piernas temblorosas la guían hasta el espejo, donde intenta cepillar su cabello como cada mañana.
—¡Ay! —exclama con un gruñido cargado de desesperación.
La imagen en el espejo la llena de terror.
—Esa… esa no soy yo —murmura, señalando su reflejo con una mano temblorosa mientras la otra acaricia su rostro.
Su cabello, que siempre fue sedoso y brillante, ahora luce opaco y quebradizo; el tono c