LA AMANTE VIRGEN. CAPÍTULO 52. Verdades reveladas

La noche era tranquila en la mansión Dalton. Después de todo lo que había ocurrido, Blake había insistido en quedarse con ella. No quería que estuviera sola, y aunque Charlie no lo admitiera, ella tampoco quería estarlo.

Ambos se sentaron en el pequeño sofá de la sala, con aquel silencio pesado entre ellos, pero la verdad era que no necesitaban hablar, solo quedarse allí, abrazados. Blake la miraba de reojo, observando cada pequeño gesto. Sabía que había muchas cosas que ninguno se atrevía a decir y que, aunque el peligro inmediato parecía haber pasado, la tormenta emocional que los rodeaba seguía presente.

Finalmente, fue él quien rompió el silencio.

—No importa lo que suceda mañana o en los días que vienen, Charlie —dijo suavemente—. Quiero que sepas que siempre voy a estar aquí para ti.

Charlie levantó la mirada, encontrando sus ojos. Había algo profundo en su tono, una sinceridad que le llegó al corazón, pero también la llenó de dud