CAPÍTULO 38. La bella y la bestia

CAPÍTULO 38. La bella y la bestia

Scott respiró profundo antes de mover suavemente a Alexa para despertarla.

—Vamos, bella durmiente. Tienes que despertar —susurró y por un instante se permitió ser una persona sensible y agradable y lo que vio fue a una mujer al límite de sus fuerzas—. Vamos, nena, levántate.

Alexa abrió los ojos con cansancio. La cabeza le daba vueltas y tenía demasiadas emociones a flor de piel.

—¿Sabemos...? ¿Hay alguna noticia de Howard? —preguntó.

—El doctor dijo que estará bien —respondió Scott—. ¿Cómo te sientes? Lamento que hayas tenido que verlo así.

Alexa se llevó la mano al abdomen inconscientemente y Scott se fijó en aquel gesto, recordando de inmediato la cicatriz de su abdomen.

—Hace un año pasé por... un momento difícil —murmuró Alexa—. Howard me encontró... me operó él mismo, me salvó la vida. Así que no importa qué pase entre nosotros o los malentendidos que haya... no le voy a dar la espalda.

Scott asintió en silencio, podía comprender eso aunque no
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