CAPÍTULO 125. Nuestro espacio
CAPÍTULO 125. Nuestro espacio
—No sé qué habría hecho sin ti, Ale —confesó—. Has sido mi fuerza y mi paz en estos meses, y Dios sabe que he estado tenso y resentido creyendo que Daniel podía ser liberado. Gracias por apoyarme.
—Bueno, ya sabes lo que dicen, en las buenas y en las malas —respondió ella—. Siempre voy a estar para ti, y tú siempre vas a estar para mí.
—¿Eso quiere decir que ya estamos juntos de nuevo? —preguntó el haciéndole ojitos—. Sé que no te lo he preguntado apropiadamente, solo me he dedicado a robarte besos y gemidos...
—¡Oye en tu defensa, han sido muy buenos gemidos! —dijo ella.
—Ya sé, pero creo que debería preguntártelo de veras —dijo él con seriedad—. Y esta vez más me vale hacer las cosas bien. ¿Alejandra, quieres ser mi novia? —le pidió.
—¿Novia? —ella se aguantó la risa—. ¿Por ahí vas a empezar?
—¡Claro que sí, como toda relación que se respete!
—¿Quieres que sea tu novia de manita sudada? —se le insinuó Alejandra y él pareció pensarlo mejor.
—¿Y no te pue