CAPÍTULO 2. FRANK

Frank 

Son la diez de la noche, el vuelo fue en tercera clase ya que se agotaron los boletos de primera. Estoy agotado hambriento y malhumorado, estuve todo el vuelo de Francia hasta aquí al lado de una sra con su hijo que lloró y se quejó todo el trayecto, si! Estoy molesto.

Fueron las once horas más largas de mi vida en un vuelo molesto y agotador, espero que mi padre esté despierto porque tengo un tigre rugiendo en mi estómago.

Llego a la mansión y lo primero que veo es a Klaus, mi perro. ¡Oh por favor es un monstruo! Esta gigante, espero que no me desconozca. Es un pitbull Albino, solo tiene tres años de edad y es más grande que yo.

Ingreso la contraseña del portal y ¡Voilá! Todo sigue igual, entro y Klaus viene hacia mi.

—¡Hola muchacho! – olisqueó mis manos y acaricié su enorme cabeza. ¡Me saltó encima! Casi me tumba, es enorme y baboso ¡Por Dios! —¡Ok chico listo, ya se que me recuerdas… pero me estas mojando la ropa. ¡Abajo muchacho, abajo! – mierda no se baja y ¿ahora que hago?

—¿Klaus? – una voz de mujer lo llama, trate de girarme y caí al suelo, me tenía atrapado.

—¡Oh por Dios Klaus, deja a Frank en paz! - ¿Nana Ceci? ¿Todavía está aquí?

—¿Nana? ¿Estas aquí? ¿Pensé que te habrías devuelto a tu país? – está   igual, no ha cambiado nada, bueno es que también solo me fui dos años.

Me miró con dulzura y luego ¡Pass! Un golpe en la cabeza y otro en la nuca...

—¡Hey! ¿Qué pasa? – le dije desesperado porque Klaus ahora cree que soy su perra.

—¡Por haberte ido y no llamar nunca! No lo sueltes Klaus…- me mordió el pantalón y me arrastró por el jardín, Nana llevó mis dos maletas y el bolso lo recogió mi padre quien miraba divertido la escena.

—¿Papá? ¿Me ayudas? Klaus sueltaaaa … Papá  por favooooorrr.

—Te ayudaría hijo pero, no me hace caso, solo obedece órdenes de Cecilia – mi padre se encogió de hombros y se fue ¡Traidor!

—¡¡Klaus sueltameeee! ¡Por favor amigo! ¡¡¡Ceciliaaaaaa!!! ¡¡Nanaaaaa!! ¡Por favooor, tengo hambre y estoy cansado! – Klaus continuaba  llevándome de baba.

—¡Hey amigo! Levántate…

—¿Ah? ¿Padre? ¿Qué hora es?

—Las doce y media Campeón, levántate para que te duches, comas algo y duermas en una superficie decente, aunque el pasto no está tan mal ¿Eh? - ¿Se está divirtiendo?

—¡Gracias, traidor! No me hables por favor – me levanté y toda mi ropa estaba mojada de baba, el perro se lució conmigo.

—¡Ay vamos! Solo fue una broma… no seas tan delicado – pasé por el frente de él y no le contesté, no estoy molesto pero, me dejó tirado con el perro encima. No es agradable, lo siento si no me río.

Al entrar veo la tonta de la hijastra de mi padre… es horrible – ¡ok! No es fea pero es muy odiosa, yo particularmente: la detesto. Me mira como si despidiera mal olor y tiene una cara de asco fabulosa.

—¡Hermanita! – abrí  los brazos y salió despedida escaleras arriba —¿Qué? ¿No me amas? – gritó algo ininteligible y dio un portazo.

Solo me fui dos años y parecen mil, decir que no extrañé el delicioso olor a madera que posee esta casa, la fabulosa vista al bosque que despide ese aroma a pasto fresco y a naturaleza, el verde de las copas de los árboles y el cantar de los pájaros ¡Wow! y a la comida de mi Nana es decir mentiras… lo único que me unía al país donde residí dos años fue ella.

¡Maldita sea! ¿Por qué no la puedo dejar de pensar? ¿Por qué no la olvido? ¿Por qué no la odio? ¿Por qué la sigo amando? ¡Jesús!

     ¡Creo que necesito terapia!

Después de un merecido baño con perfume incluido bajo por las monumentales escaleras hasta la planta baja directo a la cocina, con los pensamientos oscuros desechados me dedico a rebuscar en los gabinetes y despensas algo que pueda comer. Pero no encuentro siquiera las sobras.

—¡Busca en el microondas, genio! – me lleva la mierda ¡Que susto!

—¡Deberías tener una campana en el cuello idiota! – le dije a Jack el hijo de mi madrastra.

—¡Jamás! No deseo ser encontrado – se levantó con una sonrisa genuina y nos estrechamos las manos en un saludo amigable.

Jack es un tipo agradable, todo lo contrario a su hermana y madre. Esas son unas locas nuevas ricas. Es trabajador y tiene buena pinta: metro ochenta, ojos azules, pelo castaño… un buen partido, tiene veintiocho años y dice que las mujeres son para mirarlas deshacerse por los hombres, desde que la esposa de mi padre vino a vivir aquí con sus dos hijos nosotros nos hemos vuelto muy cercanos.

—¿Y eso, que volviste? Imagino que trajiste a Mónica – sonrió pero al ver mi cara se retractó.

—¡No, ella me dejó por un francés! -dije cabizbajo

—¡Wow! Lo siento hermano, de verdad pensé que ella… te amaba, en serio lo pensé. Se veía… enamorada – dijo lo ultimo en un susurro y estaba ruborizado.

—No lo sé – me encogí de hombros — Creo que se amaba ella misma y estaba enamorada del franchute – sonreí forzado, no quería hablar del tema.

—Bueno, ya estas aquí y podemos divertirnos con otras chicas. ¿No? – me dijo y agradecí la forma en que zanjó el tema.

—¡Claro! Podríamos salir a algún antro por unos tragos y unas nenas – dije con más amargura que emoción.

Saqué un plato del microondas con pollo, papas, las tradicionales arepas de mi Nana, “Reina pepiada” según ella y mi favorita por el aguacate. ¡Wow! Que delicia. Comí  como un cerdo.

—¿Desde cuando no comes? Parece que pasaste tres días de hambre – los ojos de Jack están muy abiertos y tiene una sonrisa idiota en la cara.

—Viaje en tercera clase y allí no dan comida, además me encontré con Klaus y la rabia de Nana porque no llamé, si sumamos once horas de Francia a Estados Unidos más tres horas que estuve dormido debajo del perro, si son casi tres días amigo mío – Jack soltó una carcajada que resonó en toda la cocina y valla que es bastante grande la susodicha.

—¿En serio Klaus durmió sobre ti? ¡Puaj! Es asqueroso – sonreí, lo recuerdo de pequeño y me enternece pero, creo que ahora de lejos se ve mejor.

—Sip, fui una dama en desgracia, pero gracias a Dios, ya lo superé aunque Klaus pensó que era su novia o algo así porque me hizo unas posiciones sexuales dignas del  KamaSutra – su quijada cayó en la mesa, lo miré y… me desternillé de risa.

—¿Y me lo perdí? – lloraba de risa — Eres la novia de Klaus – volvía a llorar — Creo que le gustan ojiverdes  ajajajajajaj – se sostenía el estómago ¡Idiota!

—¿Qué te puedo decir? Soy más atractivo que tú – más risas de parte de ambos y eran las dos de la mañana.

Me despedí y subí a mi habitación para dormir un poco, mañana saldré a buscar trabajo ya que mi ex me dejó arruinado, a veces pienso que sí no me hubiese quedado sin dinero ella estaría conmigo aún. Desecho ese pensamiento doloroso aunque Real  y me dejo llevar por Morfeo..

                *************************

A la mañana siguiente desperté antes que sonara la alarma del teléfono. Me fui al baño y cuando salí me di cuenta que la maleta estaba vacía.

Abrí el clóset y allí estaba todo colgado, acomodado impecablemente doblado y sin arrugas ¿Cómo hace esta mujer? Lo hace todo perfecto. Escogí un traje de tres piezas color azul marino con camisa del mismo color y corbata vino tinto, zapatos, peinado y ¡Listo! Soy todo un ejecutivo.

Cuando baje ya estaban todos a la mesa, mi padre miró mi atuendo y sonrió, Rebeca (mi madrastra) me miró con interés y Mía… ¿Babeaba?. Es extraño, ella nunca me miró así y parece un pitbull con babas ¡Ja! Klaus chica.

—¿Vas a algún lugar hijo? – pregunta mi padre con interés.

—¡Si! A buscar empleo, no tengo dinero y no quiero que me mantengas – mi padre sonrió comprensivo.

—¡Bueno, creo que estas de suerte! Mi Contador  se fue la semana pasada y no he hallado remplazo. ¿Si deseas puedes asistir hoy a una prueba? – sonreía como el lobo que es.

—¿Sabes que padre? Te tomo la palabra, iré – entonces si sonrió completo, es un bandido.

—¡Perfecto! Mayra te hará la entrevista, ya sabes nueve de la mañana Campeón – y se retiró de la mesa hacia su estudio.

Yo me dirigí a mi habitación en busca de mi portafolio con algunos apuntes de Contaduría y mis documentos: currículo y anexos. Esta es la oportunidad de demostrarle a mi padre que no solo es Charlie un buen hijo.

—¿Puedo hablarte? – Mía estaba de pie en la puerta de mi cuarto.

—¡Claro! ¿Qué deseas? – pregunté dubitativo.

—Yo quería saber si estás saliendo con alguien es decir, si te interesa alguien – la mire con la ceja levantada y mi media sonrisa de odioso.

—No – le dije pensativo.

—¿No sales con nadie? – se sonrió pero su expresión no me agradó.

—¡No es tu problema metiche! Ahora, quítate que me estorbas – hice ademán de quitarla y se esquivó,  se fue furiosa. ¡Que estúpida! ¿Qué le importa?

Pase un rato arreglando unos documentos y… mis obras de arte. La pintura es mi pasión pero la Contaduría mi profesión y tengo que lucirme ante mi padre. Enrollé las pinturas y las guardé en su forro, luego acomode todo lo necesario en mi portafolio, listo para salir justo a las ocho y diez de la mañana.

—¿Por qué eres tan grosero con mi niña? – me reclama Rebeca al verme bajar las escaleras.

—¡Porque es desagradable que se metan en mi vida! No lo permito, si me disculpas tengo que salir – mi madrastra me observaba como si me odiara —¡Ah! Y no me regales tu hija, me gusta ganarme las cosas. ¡Buen día! – cerré la puerta y me dirigí hacia el garaje en busca de mi auto.

¡Oh ahí está mi bebé! Un Mustang 2011 azul que es una preciosidad, cuando lo compré sentí que me enamoré por primera vez si, es mi amor verdadero. Reviso que este todo en buen estado, seguro y con lo que necesita y me ubico en el asiento del conductor, aspiro el olor a cuero que despide y está en todo el ambiente. ¡UPS! Ocho con cuarenta ¡Si que he tardado!

    Bueno, a buscar mi nuevo empleo.

Mi padre es el dueño de la Editorial más conocida y extensa de los Ángeles, no me malinterpreten pero ser Contador no me coloca en el mejor puesto de la empresa pero, me gustan los números. Llego por fin, el tráfico a esta hora – y a cualquier hora – en Los Ángeles es una locura, a Dios gracias no estoy retrasado.

Ingreso por la puerta giratoria y acaparan completamente mi atención un par de piernas larguísimas y preciosas, se donde queda el piso pero voy a preguntar. Me acerco y descubro que la dueña de las piernas es una despampanante rubia – teñida por supuesto – que conversa entretenida con la recepcionista en su horario de trabajo.

—¡Buenos días! – la rubia brinca en su puesto y pierde el equilibrio. Y este servidor es tan caballeroso que detiene su caída.

La aprieto contra mi pecho y su perfume me asquea pero tiene unos labios gorditos y siliconados que no se le ven mal. Es bastante artificial pero al tacto se siente bien, considerando que su enorme busto casi me llega a la boca. Ella sonríe coqueta y se contoneó entre mis brazos, su perfume es horrible pero igual le sonrío.

—¡Buenos días sr. Bienvenido! ¿En qué le podemos servir,? – habla la otra rubia en actitud nerviosa.

—Vengo a una entrevista de trabajo en la vacante de Contaduría con la Sra. Mayra, Mayra – hago que no recuerdo el nombre.

—Mayra McKenzy  es la Jefa de Contaduría y está ubicada en el piso trece ¿Sr.? – pregunta muy formal la recepcionista mientras que suelto la rubia teñida.

—Frank Enderson – y las dejo a las dos con las quijadas en el suelo.

Escucho un grito y la voz chillona de la teñida diciendo algo que no entendí. Mis labios se curvan hacia arriba  en un sonrisa mitad malvada, mitad satisfecha, ya tengo víctima para el fin de semana. Y se me ocurren muchas ideas de como puedo disfrutar de toda esa silicona que tiene encima esa rubia.

Salgo del ascensor y me recibe un delicioso olor a dulce cítrico, no lo identifico es: durazno, melocotón o manzana con fresas. Delicioso. Cierro los ojos y me deleito con ese exquicito aroma ¡Dios! Despierta todos mis sentidos, y cuando digo todos… estoy siendo sincero. Encuentro la oficina de Contabilidad sin problemas  e ingreso si tocar la puerta.

—¿Pensé que ya serías mi madrastra? – le digo y gira su silla. Sonrie y se levanta gritando, dando saltitos y provocando en mi un ataque de risa cuando se lanza a mis brazos y me besa por toda la cara.

—¡Volviste mi niño, mi amor – me derrite cuando me dice mi niño.

—¡Tenia que verte! – mentí descaradamente y lo sabe.

—¡Si claaaarooo! Esa rubia no te dejaba llamar por teléfono ni siquiera – no fue una pregunta, fue un reproche directo, y directo a mi corazón destrozado por esa maldita rubia.

—Esta bien, te contaré que “la Rubia" me dejó – hizo un gesto con la mano para que me sentara.

—Lo siento mucho mi niño – me dijo triste ¡Amo a esta mujer!

Cuando mi madre murió Mayra estuvo conmigo todo el tiempo, es una mujer encantadora que fue víctima de mi abuelo ya que fue su amante y la golpeaba y humillaba hasta que me harte y lo enfrenté. Ese viejo es un lastre, aún con ochenta y seis años es un tirano.

Continué la conversación con Mayra y de pronto llegó a mis fosas nasales ese aroma de nuevo: dulce, cítrico, excitante y dolorosamente delicioso para mis sentidos; me transportó a un hermoso campo de fresas con enormes árboles de manzanos, como cuando mi abuela nos cocinaba pasteles y magdalenas.

—¿Elizabeth, cariño? – escuche a Mayra pronunciar ese nombre y volví  de donde estaba, me giré para ver cerrarse la puerta casi al instante.

Quienquiera que sea, es la dueña de ese aroma y de ese hermoso nombre: Elizabeth, me sabe a manzana con fresas …

Capítulos gratis disponibles en la App >

Capítulos relacionados

Último capítulo