PEQUEÑA AMADA MÍA. CAPÍTULO 57. Corazones heridos
Le dolía el corazón, el cuerpo, hasta los pensamientos; pero no podía hacer nada más que dar un paso detrás del otro y ser fuerte.
Gigi se bajó del último autobús en un pequeño pueblo cerca del lago Lemán, sus pies pesaban y sus pensamientos eran un