PEQUEÑA AMADA MÍA. CAPÍTULO 38. Un momento perfecto
El cuerpo de Gigi temblaba con una mezcla de nerviosismo y deseo. Podía sentir cómo su sexo palpitaba sin control, como si cada contracción dentro de ella estuviera pidiendo algo, como si su cuerpo buscara llenarse, devorar. Niko sonreía sobre ella