ROJO PROMESA. CAPÍTULO 41. Un hombre equivocado
Ainara estaba ilusionada, no podía negarlo. Con el senador Rosso trabajaba en lo que se podía, o en lo que Lugh decía que daba más dinero y no se molestaba en quejarse porque siendo honesta no era como que el dinero le sobrara, pero no podía negar que