Zack les agradeció y poco después pasaban por el edificio de oficinas de camino al departamento.
Adriana enseguida se puso a jugar con Milo y Zack arrastró a Andrea a su habitación.
—Déjame verte —gruñó él levantándole la barbilla.
—Zack, de verdad no fue nada... —intentó zafarse Andrea pero él n