Zack se quedó mudo por algunos instantes, sin saber qué decirle. Había algo limpio y lindo en sus ojos, que le hizo palpitar el corazón con fuerza en el pecho. Pasaron el resto del día juntos y regresaron a casa cuando el sol estaba punto de ponerse, porque la familia los esperaba para la cena. An
Y no se equivocaba al pensar que, en efecto, el señor Nikola no la estaba pasando bien con aquellas peleas. —No importa cómo lo supe, lo que importa es que lo sé —le respondió a Zack vivamente—. Mi nieta no lleva mi apellido y quiero saber por qué. Zack trató de explicar la situación y disculparse
Andrea le dirigió a Zack una mirada interrogante cuando él tomó su mano y la guio hacia uno de los jardines de la casa. Dentro de la pequeña glorieta de madera estaba dispuesta una mesa con una cena romántica, música, velas, todo lo necesario para la mejor propuesta de matrimonio, y él estaba tan ne
—Está bien, papá, como tú quier... —No. —Aquella palabra salió única y con más determinación de la que Andrea había esperado, haciendo que todos la miraran. —¿No? —murmuró el señor Nikola sorprendido. —Lo siento, pero no —repitió ella y Zack se le acercó mientras Andrea negaba. —Andrea... —Es m
Nadie volvió a mencionar la boda esa noche. Andrea sonreía, conversaba y jugaba con su hija, pero a los señores Keller les bastaba con ver la cara de Zack para saber que nada iba bien. Finalmente la bebé empezó a llorar por su biberón y Andrea pidió permiso para retirarse. Cuando Zack entró a la ha
—Que procurará meterse mejor en su papel. —Nop, no tiene arreglo, lo jodiste todo. —¡Mamá! —exclamó él. —¿Qué quieres que te diga? —lo increpó su madre—. ¡Solo llevas tres días aquí, y ya te quedaste sin novia! ¡Es que debe ser un récord o algo! Zack respiró hondo y su madre podía sentir la dese
Andrea miraba fijamente el chocolate en su taza, como si ahí pudiera encontrar una respuesta mientras el señor Nikola esperaba a que ella hablara. ¿Por qué no quería casarse con Zack? Andrea sabía que la respuesta a esa pregunta no era fácil de explicar. Permaneció en silencio por un momento, inten
—¡Buena jugada! —susurró su madre pasando junto a él y tomando una galleta de la bandeja—. ¡Resulta que no eres tan tonto como pensaba! —¿Estás loca? ¿Crees que me quemé una mano a propósito? —susurró Zack en respuesta. —¿Ah, eso fue un accidente? Corrijo mi sentencia, eres tan tonto como pensaba,