Milo estaba dentro de un ascensor, desesperado por salir, porque antes de que las puertas se cerraran había alcanzado a ver a aquella mujer acercándose rápidamente a Anja, pero lamentablemente, no había logrado detenerlas a tiempo.
—¡Maldita puerta, ábrete! —gruñó molesto pero el ascensor ya estaba