Bárbara
El eco de las gotas cayendo en un lugar lejano. El olor a hierro y cobre la sofocaban. El ambiente pesado solo la asfixiaba. Las cadenas en sus muñecas ya no pesaban, eran parte de ella, incrustadas en la piel. Los pasos que escucho a lo lejos hicieron que parte de ella se contrajera, lo que disparo un dolor agudo en todo su cuerpo. El ardor agonizante en la piel la hicieron hundirse hasta el punto de que no era más que una muñeca de trapo destrozada.
Vargas acabo con ella.
La última vez dijo: que se atrevía a desafiarlo. Que se atrevía a mirar hacía la puerta con anhelo y la última ves que miraba a Jean por la ventana.
Mientras la arrastraba de nuevo hacía el sótano, como muchas otras veces Barbara peleo lucho con todas sus fuerzas. Sabía que no saldría de ahí. Grito y mordió. Pero cada golpe que impacto sobre ella en consecuencia fue suficiente para doblarla.
Ella siguió luchando incluso si estaba desangrada en el suelo. Y él sabía que lo que tenía que hacer, tomo a un