Bastián
El camino de regreso fue un borrón. Los rostros y las despedidas quedaron reducidos a ecos distantes, fragmentos de una realidad que apenas podía procesar. Sostuvo la mano de Liam con más fuerza de la necesaria, como si esa pequeña conexión fuera lo único que lo mantenía anclado al momento. Solo ellos dos caminaban ahora, con Bárbara aún en la clínica.
Hablar con su padre siempre había sido así: un equilibrio frágil entre la normalidad y la distancia. Pero esta vez, algo era diferente. Las palabras de Sebastián seguían resonando en su mente, como un eco que no podía apagar. "Sigue confinada", "Ha dicho: lo siento."
De repente, lo que antes podía cargar sin problema ahora se sentía insoportable. Las consultas con Vogt, el trabajo, los recuerdos de Adelaida, la visita inesperada de su padre… Todo se acumulaba, apretando su pecho como una mano invisible que no dejaba de cerrarse.
—¿Papá? —La voz de Liam fue un susurro, pero lo atravesó como un rayo.
Ni siquiera podía estabilizar