Se quedó con el ala de la ventana en la mano.
Atónito, sin pestañear y sin entender el porqué de que la ventana estuviera rota.
-¿Daylhan?- llamó Keerd con el ala de la susodicha en la mano.
El castaño se dirigió hacia él.
-Dime mo ghr...-
No terminó la frase cuando vio a su esposo mirándole y con el ala de la ventana sujeta en una de sus manos.
-¿Por qué está rota?- inquirió Keerd.
-Pu-pues no...ni me he dado cuenta- tartamudeó Daylhan.
-¿Sabes que...puedo oler si mientes?-
-Mierda- se lamentó entre dientes el castaño.
-Es por esto por lo que lograste salir de casa cuando nos... atacaron ¿Verdad?-
Bajando la mirada, Daylhan asintió.
-Mo shaol- Keerd soltó la madera, caminó hasta él y aferrándole de la cara con ambas manos se la alzó para mirarle a los ojos -Pudiste hacerte daño-
-No...no quería quedarme aquí y tú... ahí fuera...-
El moreno le besó.
<