Capítulo 34. Un castigo leve
—¿Papá? ¿De qué estás hablando?—, preguntó Fernando de inmediato. Él sabía perfectamente que su padre estaba mintiendo.
—¿Entonces, tú eres el traidor?—, dijo Félix con total seriedad.
—Eso no es cierto, papá. ¡No digas eso!—, reclamó Fernando.
—¿Traidor? ¿Te atreves a llamarme traidor después de todo lo que nos has hecho?—, respondió Facundo mirando fijamente los ojos de su hijo.
—¡Salgan todos menos el viejo traidor!—, ordenó Félix.
Abigail, Elena Montes, y el jefe de seguridad salieron rápidamente. Pero Fernando se quedó allí al lado de su padre.
—Dí la verdad, papá. Sabes que eso no es cierto—, insistió Fernando.
—No digas estupideces, Fernando. Claro que traicioné a este infeliz, y lo volvería a hacer mil veces si es necesario—, dijo Facundo sin miedo.
—Te dije que salieras del despacho, Fernando—, ordenó Félix.
—¿Qué le harás a papá? ¡No voy a permitir que le hagas daño!
—¿No me escuchaste o estoy hablando otro idioma? ¡Sal de aquí!—, gritó Félix.
Fernando se encontraba