Bianca notó las miradas en la sala, todas posadas sobre ella y Riley. Incómoda, retiró la mano, soltando en el proceso la que Riley tenía sobre su vientre.
Ruborizada, dijo con un dejo de fastidio:
—Me torcí el pie, no el estómago. ¿Cómo iba a dolerme el estómago?
Riley se detuvo un instante, ignora