CONNOR
La visión de Megan corriéndose intensamente debajo de mí me llevó tan cerca del borde que casi me corro yo mismo. Pero no había terminado con ella. Una mujer tan hermosa como ella debía ser saboreada. Y eso era exactamente lo que planeaba hacer.
Me contuve durante su segundo orgasmo porque quería darle un tercero. Con cuidado, saqué mi polla de ella, su longitud brillando con sus jugos. Me incliné hacia adelante y puse mis manos en sus caderas, ayudándola a girarse. Cuando lo hizo, descubrí rápidamente que su trasero era tan impecable como el resto de su cuerpo. En su omóplato derecho superior había un tatuaje de un ojo, el iris una escena hermosa de animales marinos.
—¿Estás bien? —preguntó, levantándose a cuatro patas.
—Perfecto.
Aparté los ojos de su tatuaje, recorriendo el contorno de su increíble cuerpo mientras tomaba mi polla en la mano, posicionándola en la entrada de su sexo. Estaba tan húmeda que pude deslizarme dentro de ella con total facilidad. Apreté mis manos