“Pero no te arrepientes, ¿verdad?”

“No hay un sí o no directo para ese tipo de pregunta. Me arrepiento de que mis decisiones les causaran dolor a ti y a tu hermana, pero no me arrepiento de haber seguido lo que sentía en mi corazón. Cualquier decisión habría traído su propio arrepentimiento. Elegí la egoísta—la que más te lastimó—y por eso, lo siento.”

“Si yo estuviera en tu lugar, no creo que hubiera podido hacer lo mismo.”

“Entonces eso te hace mejor persona de lo que soy yo, cariño.”

“Acabas de admitir que si no hubieras elegido el camino egoísta, probablemente aún estarías con mi madre ahora mismo. Tus hijos no habrían cargado años de inseguridad. Yo, por ejemplo, no estaría luchando con los problemas de confianza que tengo hacia los hombres. Mi madre no habría estado cerca de ser hospitalizada por depresión. Tal vez no habrías sido tan pleno si te hubieras quedado, pero tu familia habría estado muchísimo más completa.” Mi voz tembló mientras mis ojos comenzaron a picar con lágrim