Felipe aún no había respondido cuando Don Ramón resopló fríamente.
—Mayordomo— llamó al mayordomo que estaba detrás de él.
—Señor— respondió el mayordomo acercándose.
Don Ramón dijo:
—Explícale a ella por qué volqué esta sopa.
El mayordomo asintió y le dijo a Manuela:
—Deberías haber eliminado la grasa de la sopa antes de servirla, de lo contrario afecta el apetito.
Manuela dijo:
—¿No es algo que cualquiera puede hacer con sus propias manos? ¿Por qué debería hacerlo yo?
El mayordomo respondió:
—Solo las personas descuidadas olvidarían este paso.
Manuela sintió una opresión en el pecho, quería desahogarse pero no podía. Miró a Felipe en busca de ayuda, pero él le dijo:
—Manu, pide disculpas a papá.
Manuela apretó los puños y dijo:
—No hice nada malo, ¿por qué debería pedir disculpas? Él me ha estado molestando una y otra vez, ¿por qué ni siquiera dices una palabra para ayudarme?
Cuando terminó de hablar, Felipe se levantó de repente. Se acercó a Manuela y le dio una bofetada en