Ximena respiró profundamente y secó las lágrimas que amenazaban con caer de sus ojos. —Alejandro, no podemos volver atrás—dijo con determinación, y luego se dio la vuelta y se fue.
Observando la firme determinación de Ximena mientras se alejaba y las palabras que dejó atrás, Alejandro sintió un dolor agudo en el pecho, como si estuviera a punto de romperse. Sin embargo, se esforzó al máximo por contener el deseo de seguirla y ocultó todo su sufrimiento en lo más profundo de su corazón.
Villa Rivera.
Dos pequeños se acercaron corriendo en cuanto vieron que Ximena regresaba. Liliana se aferró a las piernas de Ximena y miró hacia arriba con lágrimas en los ojos.
—Mamá, ¿dónde estabas? No podíamos encontrarte— dijo con voz entrecortada.
Ximena sintió un nudo en el pecho y se agachó para abrazar a Liliana.
—Mamá tuvo algunos asuntos anoche y no pudo volver, olvidó despedirse de ustedes, lo siento—explicó.
Nicolás observó cuidadosamente las ojeras bajo los ojos de Ximena y preguntó preocup