Alejandro adoptó un tono más frío y dijo:
—Creo que debería visitar a tu padre.
Mariano tuvo un ligero tic en la comisura de los labios y respondió:
—¡Está bien, está bien, iré! ¡Iré!
En la noche, a las seis.
Mariano citó a Andrés para cenar.
Mariano intentó entablar una conversación con Andrés durante un rato, pero no logró llegar al punto.
Finalmente, Andrés tomó la iniciativa y dijo:
—Don Mariano, ¿por qué no me dice directamente cuál es el motivo de esta reunión?
Mariano se frotó la nariz y dijo con cierta incomodidad:
—Don Andrés, estoy bastante intrigado. Usted y la señorita Pérez tienen dos hijos juntos, ¿por qué no viven juntos? No han tenido una boda, y siento que eso es una falta de consideración hacia nosotros, sus amigos de toda la vida.
Andrés asintió y respondió:
—Don Mariano, estoy dispuesto a responder su pregunta.
Mariano carraspeó y continuó:
—Don Andrés, quiero preguntarle, ¿no cree que después de cinco años es hora de hacerlo? ¿No están planeando separarse?
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