Cuando Fabián salió, ya casi amanecía.
El médico informó a Liliana y Mateo que Fabián tenía dos costillas rotas y una fractura en la pierna. Con las nuevas heridas sobre las antiguas, necesitaría descansar por un largo tiempo.
Al oír esto, Liliana apretó los puños a sus costados.
Desde el principio, ella no le debía nada a Fabián, pero sus propios pensamientos se habían convertido en una atadura para ambos.
Ahora, ella sentía que le debía casi todo a Fabián.
...
Después de entrar en la habitación, Fabián seguía dormido por la anestesia.
Liliana se sentó a su lado en silencio, con la mirada fija en él.
Mateo le trajo el desayuno a Liliana y se lo entregó diciendo:
—Liliana, come algo primero y luego descansa un poco. Le conté a Leo y Nicolás sobre esto, dijeron que contratarán a un cuidador para ayudar. No te preocupes.
Liliana tomó el desayuno en silencio y comenzó a comer sin decir palabra.
Al verla así, Mateo también se sintió angustiado.
Cuando Liliana terminó de comer, Mateo pregun