Capítulo1296
La nuez de Adán de Alejandro se movió visiblemente.

Al verlo sin palabras, Ximena sonrió y se colocó un mechón de cabello detrás de la oreja.

—Alejandro, algunas cosas siempre se revelan sin querer. Si no quieres decirlo, no te voy a presionar. Cuando lo tengas claro, hablaremos del futuro.

Dicho esto, Ximena alcanzó a los niños que iban adelante, les tomó las manos y siguió caminando con una sonrisa.

Mirando la espalda de Ximena, Alejandro se quedó pensativo.

...

Al día siguiente.

Todos prepararon sus maletas para volver a Reinovilla.

Apenas llegaron a la mansión, Ximena recibió una llamada de Damián.

Contestó en altavoz mientras lavaba fruta para los niños.

—Damián.

La voz preocupada de Damián sonó por el teléfono.

—Ximena, me enteré de lo que pasó. ¿Estás bien?

Alejandro, que acababa de llegar a la puerta de la cocina, escuchó claramente las palabras de Damián.

Frunció el ceño, mirando molesto el teléfono de Ximena sobre la isla de la cocina.

Ximena:

—No sabía que estabas tan bi
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