Capítulo1281
En ese momento, Alejandro recibió una llamada de los guardaespaldas diciendo que habían buscado por todos los rincones sin encontrar rastro de Ximena y Simona.

La policía llegó rápidamente al pie de la montaña y registró cada habitación del hotel, incluso los baños. Aun así, no encontraron a las dos mujeres.

Al recibir la noticia, Alejandro golpeó furioso la ventana de cristal con el puño. El sonido del cristal rompiéndose hizo que los dos niños se estremecieran, mirando asombrados al hombre cuya mano temblaba ligeramente y sangraba por el dorso.

Leo y Nicolás apretaron los dientes. El tiempo era crucial y no tenían tiempo para consolar a nadie. Además, sabían que las palabras de consuelo serían inútiles en ese momento.

Alejandro, con expresión sombría, se quedó de pie junto a la ventana. Estaba seguro de que solo Samuel podía estar detrás de esto, borrando tan cuidadosamente sus huellas. Lo que más le preocupaba ahora era dónde podría haber escondido Samuel a Ximena.

Con las fuerzas d
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