El auto avanzaba por el sinuoso camino montañoso cuando Simona, mirando la oscuridad a su alrededor, comentó:
—Xime, este camino ni siquiera tiene farolas. ¿No te parece aterrador?
Ximena rió suavemente:
—No es para tanto. Tenemos guardaespaldas en el auto. ¿Temes que algo salte de la nada?
Simona se frotó los brazos:
—No me gusta este ambiente. Aunque el aire es muy bueno, ¿quién querría venir de vacaciones a un lugar tan alto?
Ximena sacó unos snacks que había preparado para los niños y se los ofreció a Simona.
—Este hotel es bastante famoso, muchas celebridades vienen aquí. Creo que eres la única a la que no le gusta. Come algo dulce para calmarte, estás irritable por tu período.
Simona tomó el snack y cuando iba a comerlo, de repente vieron dos faros brillantes frente a ellas.
Un auto pasó zumbando junto al suyo.
Simona lo siguió con la mirada y murmuró:
—Qué raro que alguien suba la montaña a esta hora...
Ximena respondió distraídamente:
—Quizás vienen a ver el amanecer. Much