—Yo no voy a escuchar lo que dices—dijo Simona con los labios fruncidos. —Piensa que tengo paranoia si quieres. De todos modos, me voy a pegar a ti, esa oficina no la usaré por ahora.
Ximena respondió:
—Está bien, trabajaremos juntas, pero al mediodía tengo que ir a La Rosalera.
Simona la miró sorprendida. —¿Nicolás consiguió la llave?
Ximena asintió. —Sí, al mediodía, sin importar qué, voy a ver qué hay escondido en ese sótano.
Simona dijo:
—Está bien, mientras no hagas nada para lastimarte, te apoyaré en lo que quieras hacer.
Ximena bajó la mirada y no dijo nada más.
Al mediodía.
Ximena se apresuró a ir a La Rosalera tan pronto como terminó su trabajo. Rita le había dicho que Samuel estaba de viaje por trabajo y no estaría en la villa, lo cual le dio la confianza para ir.
Al llegar a la villa, coincidió con el cambio de turno de los guardias. Ximena rápidamente le pidió a Nicolás que controlara las cámaras de vigilancia y luego se dirigió al ascensor para bajar al sótano.
Una vez e