Su mano, que estaba levantada, descendió con un ligero temblor hasta la esbelta cintura de ella, apretándola lentamente.

Estrella llevaba un vestido largo de seda color champán y sintió claramente el calor abrasador de la palma del hombre. Quedó paralizada por un instante, hasta que se dio cuenta de lo atrevido de su acción. Inmediatamente intentó soltarse y escapar del abrazo, pero la fuerte mano en su cintura la sujetó con más firmeza contra él.

Levantó la mirada y se encontró con los ojos de él.

Se miraron fijamente. Aquellos ojos negros y profundos parecían teñidos de tinta, impenetrables.

El aire pareció cargarse de cierta intimidad, y todo alrededor quedó tan silencioso que podría haberse escuchado la caída de un alfiler.

De repente, el tono de llamada de su teléfono sonó en su bolso, rompiendo el silencio.

Estrella rápidamente bajó la cabeza para buscar el teléfono en su bolso y rechazar la llamada, pero ya era demasiado tarde. La persona del exterior había escuchado el sonido.