Capítulo 26
¡Había pasado mucho tiempo desde que había disfrutado tanto de una comida a la brasa! Juan no le gustaba, ni el olor penetrante de la barbacoa, y pensaba que no era higiénico, por lo que siempre se había resistido. Una vez, fue a comer a la brasa con Giana, y cuando Juan fue a recogerla, al oler el olor a barbacoa en ella, su rostro se oscureció, se fue directamente en el coche, y ella tuvo que tomar un taxi para volver a casa. Esa vez, Juan la ignoró durante tres días. Finalmente, ella cedió y nunca más volvió a comer a la brasa.

Estrella, al recordar estas cosas, se sintió tonta e ingenua. En cada ocasión en que cedió ante Juan, se fue perdiendo a sí misma. En esa relación, perdió por completo su identidad.

—Tío, muchas gracias.

Estrella levantó la mirada hacia el hombre que estaba sentado a su lado y le agradeció sinceramente.

—Ya me has agradecido muchas veces, no hace falta que me des las gracias.

Daniel le ofreció una toallita húmeda para que se limpiara las manos, su voz era b
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