Adam
A pesar que al fin Gea accedió a ayudarme, la sensación de vacío que se albergó en mi pecho no me la logro sacar, sé que soy un bastardo por aprovecharme de ella, pero hay muchas cosas en riesgo. Llego a mi ático en automático, hoy lo siento más grande y gris que nunca. Voy al bar y me sirvo un whisky seco, quizás con eso logre aliviar el tormento que llevo dentro. Me lo tomo de un solo trago, siento como me quema por dentro…
Mi celular suena y me saca de mis pensamientos, veo quien es…
—Tyler…
—Adam, he tratado de contactarte todo el día —dice sin más—, hay que volar a San Francisco este fin de semana, de repente hay dos corporaciones más interesadas en el hotel que queremos comprar.
—¿Quiénes son?
—Estoy investigando, la oferta salió justo ayer, y llámame loco, pero me parece extraño que de la nada aparecen compradores cuando el trato está casi cerrado, además que nadie sabía que ese hotel estaba