Justo cuando estaba a punto de quitarle el cuchillo, de la nada, la mujer salió volando hacia atrás.
La fuerza con la que la empujaron fue brutal. Todo pasó tan rápido que ni lo vi venir.
Solo sentí que alguien se movió como un rayo frente a mí y ¡pum!, la tipa terminó por los aires.
Después, alguien me tomó la mano con fuerza.
Cuando me di cuenta de que mi mano estaba bien, vi a Benoît frente a mí, con esa cara seria que pone siempre, pero al menos ya no se veía tan tenso.
— ¿Estás loca? ¿De verdad pensaste que era buena idea agarrar el cuchillo con la mano? — me regañó, como si le hablara a una niña.
— ¿Qué…? — le contesté, sin entender nada.
En ese momento todo era tan urgente que, sinceramente, comparando su vida con la mía, pues obvio mi reacción fue protegerlo.
Pero…
— ¿Y por qué te pones así? ¡Al menos intenté salvarte! — le dije, un poco molesta.
Benoît se rio, pero fue una de esas risas que no dan gracia.
— ¿Salvarme? ¿En serio crees que necesito que te pongas de escudo? — dij