Al verme, él quiso sonreírme, pero su cara estaba tan inexpresiva que se volvió rígida, casi imposible de moverse.
Probablemente era su estrategia.
Antes, yo no soportaba verlo sufrir ni un poco. Si él se sentía mal, ¡yo podía soportarlo por el!!
Pero ahora...
Solo lo miraba, sin sentir lástima, sin tristeza, sin odio, sin amor, sin resentimiento, solo indiferencia.
Era más fría que este invierno helado.
Lo miraba y él se sentía tan ansioso que parecía que no podía respirar.
—Esmeralda, ¿estás tan decepcionada conmigo? —probablemente después de calmar a Luna, él tuvo tiempo para pensar, y se dio cuenta de que había malinterpretado la situación de que yo le puse droga a Luna.
—No —respondí, ni siquiera lo recordaba, realmente no podía hablar de decepción. Solo quería cortar rápidamente cualquier lazo con este idiota.
Pensando en eso, no esperé a que dijera algo y continué.
—El lunes que viene es el último día del período de reflexión, a las 8:30 de la mañana, nos vemos en la entrada de