Aún siento los labios de Fernando en los míos y sus brazos en mi cintura. No puedo creer que le permití besarme, soy una completa traidora.
Pero en este momento debo dejar de pensar en él y centrarme en Diego.
En este instante estoy observando como juega con Megan y deja cosquillas en su estómago provocando la risa de la pequeña. Es increíble que detrás de ese hombre guapo y aparentemente angelical se encuentre el peor de los monstruos.
—Mi princesita hermosa ya no puedo jugar contigo—Dice mientras la baja de sus brazos y la niña hace un puchero.
—Belly quiero dormir con ustedes.
Diego niega con la cabeza —Belly y yo jugamos a otros juegos a estas horas de la noche.
—¿Qué juegos?
—No le prestes atención mi amor. Mañana tú y yo jugaremos a los piratas como te prometí. —Me agache a su altura y deje un beso en su mejilla —Dulces sueños, pequeña.
Me dirigí rumbo hacia la habitación y al llegar me despojé de mi ropa para colocarme el pijama que compro él para mí.
Él me imito y se despojó d