Me encuentro en la mansión y a pesar de que tiene apariencia de castillo yo siento como si estuviera en una prisión de máxima seguridad y mi carcelero es Diego.
Debo fingir todo el tiempo que estoy enamorada de él y eso me repugna.
—¿No venía Aarón? —Me pregunta Megan mientras jugamos a la comidita con sus muñecas
Negué con la cabeza —Aarón sé queda con su papá, pero muy pronto vendrá a jugar contigo.
—Diego dice que tendrán otro bebé y jugaré con él.
—Más adelante lo veremos nena.
—Yo te quiero Belly y no quiero dejar de jugar contigo.
Reí —Princesa yo te adoro ¿Pero por qué deberías dejar de jugar conmigo?
—Porque mami dice que eres una zorra y no quiere que me acerqué a ti. ¿Qué es zorra, Bell?.
Definitivamente, la pequeña de ocho años no tiene ningún filtro. Ella dice lo que piensa y lo que escucha.
—Un zorro es un animalito—Lance un suspiro —No te preocupes, podemos jugar cuando ella no nos vea, muñeca.
—¡Podemos jugar a las piratas!
—A lo que tú quieras, muñeca. ¿En dónde ocultas