Layla
Abro los ojos.
Me duele tanto la cabeza que apenas puedo mover el resto del cuerpo.
La luz me hiere lo párpados pero no puedo dejar de intentarlo…
Muevo las manos y me encuentro con una superficie suave y rara. No puedo distinguirla, las puntas de los dedos me cosquillean y me anulan el tacto.
Intento recordar algo antes de este maldito dolor de cabeza:
Hoy es martes… creo.