15.
15. La boda.
Papá y yo colocábamos los cubiertos en las mesas. Todo estaba preparado para el gran enlace, y corrían de un lugar a otro, histéricos. Sólo yo parecía en calma. Creo que me sentó bien desahogarme con un buen amigo.
- ¿por qué estás tan cayada últimamente? – preguntó mi padre, mientras yo negaba con la cabeza, en señal de que no era nada - ¿volviste a discutir con tu hermana? – volví a negar con la cabeza, no quería hablar de ello – Lo que dijiste el otro día, sobre Caleb…
- No quiero hablar de ello – le dije, para luego caminar hacia el otro lado del jardín, observando el pequeño molinillo que Aaron y yo ayudamos a papá a construir.
Me agarré los brazos, percatándome de que tení